La máquina desempeña un gran papel en nuestra rutina diaria. Durante los últimos 3000 años, las máquinas han sido una parte esencial de nuestra más antigua herencia técnica, se han ido desarrollando partiendo de un conjunto de agentes no orgánicos para realizar un trabajo: convertir la energía. El Historiador de la Tecnologia Lewis Munford, señalaba en 1934 en su libro Técnica y Civilización, que la máquina no puede ser un hecho aislado de la cultura que estaba dispuesta a utilizarla y aprovecharla, de la orientación de los deseos, las costumbres y las metas que las sociedades le imponen.
En la 2ª parte, el libro se centra en la revolución industrial y la evolución social del hombre a partir del desarrollo técnico. Distingue el autor tres etapas en el desarrollo de la técnica: eotécnica, paleotécnica y neotécnica.
En la fase eotécnica se encontraría el origen de la actual máquina, en este período tuvieron origen la mayor parte de los descubrimientos e invenciones que sirvieron para el desarrollo mecánico. Los Países Bajos son el centro del desarrollo técnico en este período ya que estos tenían en abundancia suministros de agua y viento, fuente de energía empleada. Las máquinas empiezan a construirse de madera, también surge el cristal que hizo cambiar el aspecto de las casas y las fábricas. Además, gracias a él, el invento de las lentes y espejos fue posible e hizo despertar un mayor interés por la higiene. Así pues en este tiempo surgen inventos como el telescopio, los relojes mecánicos, la prensa de imprimir, la brújula, etc ... Aunque, a pesar de estos avances, durante este período la desavenencia entre la mecanización y la humanización aparece, pero sus consecuencias no son aún visibles.
En la fase paleotécnica se consolidan y se sistematizan los grandes avances que se habían realizado. Este período tuvo lugar primero en Inglaterra en donde comenzó la revolución industrial que transformó nuestra manera de pensar, nuestra manera de vivir y nuestros medios de producción. El carbón es la nueva fuente de energía que sustituye la antiguas fuentes irregulares haciendo que la industria dependiese de la mina. De este modo se emplea un material más resistente, el hierro. Así con el empleo de fuentes de energía y materiales más duraderos se pudo lograr grandes triunfos mecánicos entre ellos la locomotora y el barco .
La fase neotécnica representa un tercer desarrollo determinado en la máquina durante los últimos mil años. Se trata de una verdadera mutación: difiere de la fase paleotécnica casi como el blanco se diferencia del negro. Por otro lado, tiene la misma relación con la fase eotécnica que la del adulto tiene con el niño. Munford fija los comienzos de la fase neotécnica en el momento del incremento de la eficiencia de los generadores de energía, hacia mediados del siglo XIX. Entre 1875 y 1900 gran parte de los descubrimientos fundamentales de esta nueva fase ya se habían producido: la pila eléctrica, el acumulador, el dinamo, el motor, la lámpara eléctrica, el espectroscopio, y además ya que se habían aplicado esos inventos a los procedimientos industriales, la central eléctrica, el teléfono y el telégrafo. La fase neotécnica estuvo marcada desde el comienzo por una nueva forma de energía la electricidad.
